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Las nuevas tecnologías, se convierten en un actor más del teatro. En el FITB se verán ejemplos.

Vivimos la era de lo interdisciplinario, lo participativo y lo multimedia. Y el teatro como arte viva no está al margen. Cada vez es más común ver proyecciones audiovisuales en los montajes teatrales, escuchar de ‘ciberobras’ o ver propuestas en las que se mezcla la acción teatral con el cine en el escenario.

“Cuando el teatro y la tecnología se encuentran, las posibilidades son infinitas”, dicen abanderados de esta tendencia, como el grupo Pop Up Theatrics de Nueva York, que presentó una obra por Skype con 30 actores distribuidos en cinco continentes y que refleja la búsqueda de hacer teatro a larga distancia.

Igual hizo el colombiano William Guevara, quien presentó Shakespeare urbano, una obra a través de YouTube, en la que se interpretaban fragmentos del dramaturgo inglés.

Según el profesor británico Steve Nixon, autor del libro Digital Performance, hay que considerar “los cuerpos virtuales, avatares, los dobles digitales, así como las actuaciones de artistas como Stelarc, Robert Lepage, Merce Cunningham, Laurie Anderson, Blast Theory, y Eduardo Kac”, precursores de este tipo de puestas en escena.

Las exploraciones son amplias y en todos los rincones del mundo. En México, por ejemplo, el director Roger Bernat hizo una coreografía participativa de La consagración de la primavera en la que el público tenía audífonos y bailaba de acuerdo con las indicaciones del director; en el trabajo del canadiense Robert Lepage, que usó el ‘motion tracking’ en la obra El dragón azul, en la que una actriz real que se veía en el escenario era perseguida por una lluvia, creada de forma digital. La simbiosis no solo complementaba la historia sino que se convertía en una delicia para los ojos.

Otros como Amit Dori, de la Escuela de Teatro Visual de Jerusalén, van más allá y está haciendo teatro con robots, aunque él asegure que el uso de marionetas robóticas no desplazará nunca a los humanos en el teatro. Sin embargo, la forma más conocida es la que se refiere al mapping (proyecciones) en el escenario, al uso de internet o las que mezclan el cine con el teatro. Y de ese estilo son algunas de las obras que se presentarán en el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá y que les presentamos a continuación.

1. ‘Historia de amor’ en forma de cómic

Después de presentar la obra Gemelos en el Iberoamericano de Teatro del 2012, en la que exploraban el cine artesanal y construían bellas imágenes que compaginaban con excelentes actuaciones y un texto profundo, en esta oportunidad el grupo chileno Teatro Cinema vuelve a Bogotá con otro montaje que apuesta por el cine en el teatro.

Historia de amor, basada en la novela homónima de Régis Jauffret, trata sobre la línea difusa entre razón y locura, y permite ver la solidez del lenguaje cinematográfico-teatral de este grupo en una pieza en la que presentan proyecciones en blanco y negro que recuerdan las historietas de cómic.

“Nos interesa en la narración y la puesta en escena la posibilidad del actor de viajar en el tiempo y en el espacio, igual a como se hace en la literatura y en el cine, donde tú cambias la página o de plano y ya estás en el otro lugar, pero en el teatro es más difícil, porque uno tiene que explicarlo todo, entonces nosotros queremos generar la ilusión de que el actor está y no está y que nos podemos trasladar 50 o 100 años de forma instantánea”, había dicho el director de Teatro Cinema, Juan Carlos Zagal, en entrevista con EL TIEMPO.

Para lograrlo tienen usualmente una pantalla delantera y otra en el fondo. Entre ellas, se da la actuación, lo que convierte sus obras en lo que han llamado un “teatro película”.

“Al jugar con perspectivas y planos reales de los actores, la gente no sabe dónde está el actor y entonces nosotros comenzamos a ser magos”, explicaba Zagal.

2. ‘Partir’

La compañía WHS se define como de teatro visual y circo contemporáneo y es precisamente esa mezcla lo que muestra en Partir, una obra en la que la ilusión visual está al servicio de la historia y se inspira en las películas de Michelangelo Antonioni.

Dirigida por el artista y mago finlandés Kalle Nio, tiene una atmósfera de misterio y tragedia, aborda la historia de una pareja que se ha distanciado y, como indica la compañía, “parecen flotar entre imágenes de sueños”.

La puesta en escena, que también incluye danza, muestra a los actores en medio de una urna de cristal y los pone a interactuar con objetos que parecen tener vida propia. Partir se pregunta “si es posible hacer frente a otra persona una y otra vez como un extraño”.

3. ‘Vanitas’

Vanitas libellum o El libro de vanidades es una puesta en escena multimedia que reflexiona sobre “el concepto del tiempo y la forma en que lo percibimos”.

Creada por la compañía colombiana La Quinta del Lobo, presenta proyecciones audiovisuales en tiempo real, video mapping, movimientos de danza y música en vivo.

Vanitas está dividida en tres momentos: clepsidras, kinopolis y metanamorphoses y explora los “sueños y pesadillas que nos produce nuestro pasado”.

El grupo está integrado por siete artistas entre músicos, bailarines y expertos en artes electrónicas, y surgieron en 2010, tras un proyecto de creación apoyado por la Vicerrectoría de Investigación y la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de los Andes.

La obra se ha presentado con éxito en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo y en Perú, durante el Festival Fusiones Contemporáneas.

4. ‘Solos’ y ‘Ubú’

También en Ubú y la comisión de la verdad, de la Handspring Puppet Company, de Sudáfrica, se integran elementos de mapping, como si fueran dibujos o grafitis que terminan por complementar la escenografía.

Lo mismo ocurre con Solos, del afamado Wajdi Mouawad, que presenta proyecciones de video que permiten ver lo que piensa el personaje y sirven también para llevarnos por sus recuerdos y su pasado.

Catalina Oquendo B.
Cultura y Entretenimiento

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